24 de diciembre de 1973: 48 aniversario de la muerte de Pedro Orozco
…»Camilo (Cienfuegos) y los otros Camilos (los que no llegaron y los que vendrán) son el índice de las fuerzas del pueblo. -Che Guevara
24 de diciembre de 1973, una nochebuena… muy mala para el movimiento revolucionario: cae “Camilo”.
Juan Antonio Castañeda Arellano
“Compas:
Ha muerto otro gran Camilo: Pedro Orozco Guzmán pasó a la historia como parte de la ofrenda que el proletariado hace de algunos de sus mejores hombres para hacer posible el desarrollo de la revolución. El 24 de diciembre en Guadalajara se dio un combate más de los múltiples que están librando en todo el país la burguesía y el proletariado, un combate entre las fuerzas represivas de la burguesía y Pedro Orozco Guzmán “Camilo” o “Clemente”, dirigente revolucionario del proletariado, un enfrentamiento entre el poder militar de la burguesía y un miembro del (en estos momentos embrionario) poder militar del proletariado. La superioridad táctica, numérica y de poder de fuego de las fuerzas de la burguesía en este combate en particular, le permitieron infringirles una derrota a las fuerzas del proletariado, liquidando a un revolucionario.
La burguesía decadente se defiende como bestia acorralada, la hora en que los expropiadores serán expropiados se acerca a un ritmo acelerado, el edificio del capitalismo siente crujir sus cimientos y aparecer cuarteaduras en sus muros, el proletariado revolucionario ha empezado a levantar la cabeza, mirando hacia lo que tiene futuro: hacia la revolución comunista, preparándose para arrebatarle violentamente la dirección de la sociedad a su clase enemiga, la burguesía…”
En estos términos iniciaba la carta con la que el Frente Estudiantil Revolucionario y la Liga Comunista 23 de Septiembre daban a conocer al pueblo de México, el 10 de enero de 1974, la muerte del valeroso combatiente Pedro Orozco Guzmán, miembro de Buro Político de la LC23S, ocurrida el 24 de diciembre de 1973; hoy hace 48 años.
Camilo había nacido en Ignacio Allende, Zacatecas el 28 de junio de 1948. Cursó sus estudios de primaria en la escuela Miguel Hidalgo en su pueblo natal, la secundaria en el Teul de Gonzales Ortega y la preparatoria en la Prepa #3 de la calle Gómez de Mendiola, en Oblatos; antes de ingresar a la Escuela de Agronomía de la Universidad de Guadalajara y el campo de Experimentación Agropecuaria de «Los Belenes», en Zapopan.
Su participación en los grupos de resistencia estudiantil en Guadalajara, contra los abusos del gobierno contra el pueblo y el control de la universidad por medio de grupos de porros gansteriles, inició durante el movimiento de los camioneros; y más tarde se a las Juventudes Juaristas, participando en la lucha por la democratización de las escuelas universitarias, la que al fundirse con el grupo politizado de los Vikingos de San Andrés y otros grupos locales daría origen al Frente Estudiantil Revolucionario.
Camilo fue un miembro destacado del FER en la lucha contra la FEG, y cuando ésta, financiada por el gobierno y armada por la V Zona Militar y la Dirección Federal de Seguridad iniciaron la cacería de estudiantes opositores; los miembros del FER se radicalizan y pasan a la clandestinidad.
Pedro Orozco Guzmán fue uno de los dirigentes del movimiento durante la etapa de lucha clandestina y en 1973 al fusionarse varias organizaciones para dar origen a la Liga Comunista 23 de Septiembre, pasa a formar parte del Buro de dirección.
Entre otras acciones, “Camilo” tuvo participación organizativa y activa en los secuestros político de Anthony Duncan Williams y Fernando Aranguren, (cercano al grupo Monterrey), que tenía como propósito liberar a presos políticos, recabar recursos para continuar la lucha y publicar un manifiesto a la nación para dar a conocer los motivos de nuestra lucha. Esta acción desato una casería brutal en la ciudad de Guadalajara, el gobierno federal y estatal impusieron el estado de sitio principalmente en el sector oriente de la ciudad, todas las fuerzas represivas del estado salieron catear colonia por colonia ,casa por casa con apoyo de helicópteros volando sobre la zona, ya eso daba por hecho que no habría negociación, Camilo asumió, en acato a la directriz del buró político militar, la responsabilidad de la ejecución de este último y la liberación de Duncan Williams para que leyera el manifiesto, como así fue.
El 24 de diciembre de 1973 Pedro Orozco Guzmán cae emboscado por la policía; recibe dos impactos de bala no mortales y es trasladado al Hospital Civil de donde horas más tarde lo ponen en manos del ejército para ser sometido a crueles torturas hasta la muerte, la cual pudo ocurrir el 25 o 26 de diciembre. Su cuerpo ya sin vida y mutilado es entregado a su madre y a Juan Antonio Castañeda, su tío, para ser sepultado en el Panteón Municipal de Guadalajara.
A menudo se dice, o lo que es lo mismo, es muy común escuchar, que todos los hombres somos iguales, y también a menudo llegamos a más, al afirmar, sobre todo en los discursos políticos, que los revolucionarios luchamos por la igualdad. La primera afirmación es una mentira, la segunda es una utopía. Es la primera afirmación una mentira porque vivimos en una sociedad divida en clases, y es la segunda una utopía, porque si bien es cierto, que los revolucionarios luchamos por una igualdad social, cuando arribemos a la sociedad sin clases, los hombres de esa sociedad, desarrollarán integralmente sus capacidades, siempre en beneficio de esa sociedad; es decir, desarrollarán su individualidad integralmente en aras de una humanidad sin clases.
Este desarrollo integral de la individualidad en función social, le dará un carácter a cada persona que la diferenciará de las demás. Esto de la diferenciación de las personas no lo digo al acaso, lo digo porque así lo enseña la vida en los momentos más álgidos de la lucha de clases. Así como se dice que en la enfermedad y la cárcel se conoce a los amigos; podría decirse que en la lucha de clases el proletariado descubre a sus dirigentes; añadamos también, que en los combates se conoce a los combatientes.
Aquellos quienes luchamos, en el seno del FER primero, y posteriormente en distintas organizaciones revolucionarias; aprendimos esto. Aprendimos que, en la lucha, la humanidad produce hombres de otra pasta, mejor dicho, de otra conciencia; de una conciencia, que una vez adquirida, es capaz de llevarlos a empeñar todos los minutos de su vida en pos de una causa; que en el caso que nos ocupa no era otra que la abolición de la sociedad divida en clases.
Hombres de una conciencia así no abundan, sin embargo, en el FER tuvimos la fortuna de conocer a varios; hablo de dirigentes como “El Compa”, “El Clark”, “Camilo”, “El Sebas”, “El Tenebras”, Héctor Eladio, etc. y de combatientes de la talla del “Borre”, “El Richard”, “El Wences”, Héctor Rodríguez y sobre todos “El Tom de Analco” (para mí el mejor combatiente del FER y de la LC23S). Todos ellos merecen honra porque fueron héroes, héroes no por participar en la lucha de clases, sino por participar en la misma, como ellos lo hicieron; luchando por sus ideales hasta el último aliento de sus vidas.
En este acto en que estamos recordando a Pedro Orozco Guzmán, honremos la memoria de todos ellos.
Este homenaje a “Camilo”, aunque sea tan modesto, a 48 años de su muerte, acaecida el 24 de diciembre de 1973; para esta omisión, en algo ha contribuido la fecha tan señalada en que ocurrió su muerte; sin embargo, esto no puede eximirnos del “pecado” si así puede llamársele a esta negligencia de parte nuestra; pues con el hecho de no recordarlo públicamente, le hemos dado vía libre a la reacción para ensuciar uno de los nombres más limpios del movimiento revolucionario en México en la década de los años setentas. El nombre de Pedro Orozco Guzmán “Camilo”.
Concretamente me estoy refiriendo a la ejecución del Sr. Fernando Aranguren por parte de la LC23S en Octubre de 1973. La prensa ha dicho, y por desgracia algunos exguerrilleros le hacen caso, que “Camilo” lo asesinó. Yo no tengo elementos probatorios para confirmar o negar que Camilo haya sido el ejecutor de una sentencia de la LC23S. Lo que sí voy a negar es que la ejecución haya sido un asesinato.
Esta negación que a muchos les parecerá temeraria, o que al menos está en el aire, sin sustento, quizá no les aparezca tan huérfana y desamparada si situamos el hecho histórico en el contexto social en que este aconteció, es decir en el contexto de la lucha de clases en México en los años setentas.
Actualmente la sociedad mexicana en general acepta que en ese tiempo existió una guerra en México, hasta le han puesto nombre (muy desafortunado, por cierto): “La Guerra Sucia”. En esa guerra se enfrentaron dos poderes con intereses opuestos, el de la burguesía representado militarmente por el ejército mexicano y todas las policías al servicio del gobierno y el estado; y el del proletariado representado por las diferentes organizaciones guerrilleras. Ganó la burguesía, perdió el proletariado.
Con la derrota militar del proletariado en esta etapa histórica el estado burgués permaneció intacto y junto con él, el derecho instituido que lo sustenta legalmente, es decir, la legalidad en que descansa la propiedad privada de los medios de producción y la explotación de la fuerza de trabajo por el capital. Es este el derecho y la legalidad que condenan a “Camilo” y junto con él a todo el movimiento revolucionario. Este derecho es el mismo que condena al proletariado y a sus hermanos de clase, el campesinado pobre, a la explotación permanente dentro del sistema capitalista de producción.
Honor a nuestros mártires caídos. ¡¡Hasta la victoria siempre, Venceremos!!