La senadora del PAN y aspirante a la candidatura presidencial por la oposición, Xóchitl Gálvez Ruíz, fue cómplice de la Ley Indígena de 2001, en la cual se traicionaron los acuerdos de San Andrés donde el Estado Mexicano se había comprometido en 1996 a reconocer la autonomía y autodeterminación de los pueblos indígenas, reveló el columnista de La Jornada, Pablo Martínez.
En el año 2001, Xóchitl Gálvez, quien hoy se presenta a sí misma como “indígena” era la titular de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, postulada para el cargo por el expresidente Vicente Fox.
Estando en el cargo que se encontraba, era su responsabilidad mediar entre el gobierno del panista, que había dicho que resolvería la cuestión indígena en 15 minutos, y los pueblos indígenas.
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Foto: Especial.
En 1996, después de un enfrentamiento con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el Estado Mexicano reconoció la situación de injusticia y discriminación histórica hacia los pueblos indígenas, comprometiéndose a entablar una relación igualitaria y respetar la autonomía de las poblaciones indígenas.
Esto formalizado mediante los llamados Acuerdos de San Andrés. No obstante, fue en 2001 cuando una iniciativa de ley que buscaba el cumplimiento de estos acuerdos llegó al Congreso liderado por el panista Diego Fernández de Cevallos. En el Congreso, la iniciativa de ley sufrió cambios drásticos y terminó por traicionar lo que los Acuerdos de San Andrés buscaban, pues negó la autonomía y autodeterminación indígena.
Sobre el tema, la otrora titular de la Comisión Nacional para el Desarrollo Indígena admitió que que en la reforma en materia indígena se dejaron de lado “conceptos en los cuales se requiere profundizar”. Sin embargo, como narra Pablo Martínez: “el tiempo pasó y las demandas nunca se cumplieron”.
Xóchitl Gálvez, de la misma manera, defendió el trabajo realizado por Vicente Fox “en favor” de los indígenas y consideró injusto que no se le reconociera su esfuerzo al guanajuatense.
“Le apostó mucho a la paz, aun cuando todo el mundo le advertía que cedió demasiado. Yo invitaría a los compañeros indígenas primero a que hagamos este análisis y finalmente aceptar que el Congreso es un poder independiente”, dijo Gálvez.
En entrevista con el periodista Luis Hernández, Gálvez Ruíz reconoció que ella en lo personal no veía nada de malo en la iniciativa de ley. Sin embargo, aseguró que existía un desconocimiento de lo que era ser indígena, por lo que el tema de la autonomía “da calosfrío“. Nuevamente, aunque su labor fuera la de ser el vínculo entre el Estado y los pueblos indígenas, Gálvez no hizo por acabar con ese desconocimiento al que ella misma se refiere.
“Yo, Xóchitl Gálvez, en lo personal, no creo que haya nada malo en la iniciativa de la Cocopa que atente contra la nación. Pero eso no es lo que percibe todo mundo. He escuchado muchos comentarios de que los pueblos indígenas se quieren independizar. El tema de autonomía y autodeterminación les da mucho calosfrío. Hay un desconocimiento de lo que es un pueblo indígena”, dijo en la entrevista realizada en el 2000.
La hoy senadora incluso defendió que en la Cámara de Diputados no se podía “esperar a que venga Marcos” a la Cámara, y empezar el diálogo, había que avanzar, y eso, a decir de Gálvez, fue lo que se hizo. En su texto publicado en La Jornada, Pablo Martínez, culmina diciendo.
“La ex senadora Xóchitl Gálvez y el gobierno panista fueron cómplices de la ley indígena y la visión que tendría el Estado de los pueblos indígenas, y lo único que logró fue una reforma que buscaba a todas luces acrecentar la deuda histórica del Estado mexicano en el reconocimiento y autonomía de los pueblos indígenas, haciendo callar las luchas por los miles de muertos y desaparecidos que dejaron las matanzas de Acteal (Chiapas), Agua Fría (Oaxaca), San Salvador Atenco (estado de México), entre otras. Es increíble que una mujer indígena como Xóchitl Gálvez, que representa en el Senado al PAN, alzara el vuelo en los programas de entrevistas con la ley que metió debajo de la alfombra, la sangre de miles de movimientos indígenas para ganar simpatías hacia la candidatura.”
