@Josangasa3
Para la derecha oficial es vital obtener el segundo lugar en las elecciones de 2024 por varias razones que implican su sobrevivencia. Compromisos dentro y fuera del país la obligan a luchar hasta la ignominia, pero también está de por medio la pérdida del registro de, por lo menos, dos de sus tres partidos que integran el Frente Amplio por México.
La oposición oficial, vive su peor momento, con una fuerte crisis de liderazgo y una carencia total de cuadros, todo ellos de segunda división, que no son suficientes para competir sin correr riesgos.
Los acuerdos con el exterior obligan al Frente Amplio por México a ser competitivo para poder llevar a cabo planes dentro y fuera de la ley, en cuanto comience el sexenio. Dichos proyectos tienen que ver desde estrategias legislativas hasta la posibilidad de protagonizar un golpe de Estado, suave pero contundente, que sólo puede encabezar el peso electoral propio de una segunda fuerza electoral.
Los privilegiados del pasado no pueden dejar pasar más tiempo sin recuperar sus canonjías que iban desde la exención de impuestos hasta la impunidad en una larga serie de delitos del fuero común, muchas veces relacionados con la corrupción, donde están implicados muchos funcionarios públicos.
La precampaña de la derecha vive su peor momento y es muy posible que esto sea sólo el principio de una debacle mayor de una candidata que simplemente se desinfló. La Xóchitl no representaba ninguna ideología, ninguna idea, ninguna corriente política sólo ser la abanderada de un descontento social contra el actual gobierno que quiere que la 4T se vaya, pero no sabría qué hacer con el poder cuando lo recobre, sólo el hecho de recuperar privilegios es la consigna y único proyecto de Nación. Pero ni par eso sirvió la precandidata.
Ante el peligro de que una tercera fuerza electoral surja pone en riesgo el segundo lugar del Frente, y no porque tenga fuerza sino porque l candidata de la derecha oficial simplemente se desinfla. Es el caso de la posibilidad de que Movimiento Ciudadano impulse a Samuel García, o a cualquiera de sus cuadros, aquí el caso no es el peso del abanderado emecista sino la debilidad de la candidata del Frente.
Para impedir que Samuel García pueda ser candidato, los líderes del Frente Amplio por México viajaron a Monterrey, con sus huestes, para echarle montó a Samuel en su casa para ingenuamente, anunciarle que no le permitirán dejar la gubernatura de Nuevo León, saben que hay otros medios legales que brinquen el requisito del Congreso local, y que su impedimento puede ser simplemente un trámite burocrático. Sobre todo, porque se pelea el segundo lugar y no el cargo público por el que se compite.
Permitir la competencia de una tercera fuerza, con una candidata tan frágil como la Xóchitl es perder el tercer lugar y PRD y PAN, los partidos más débiles podrían perder su registro, el primero a nivel nacional y el segundo en algunos estados, sobre todo del sureste. Prácticamente en todo el sureste, empezando por Veracruz, a excepción de Yucatán.
Antes de la debacle de la candidata del Frente se analizaba la posibilidad de cambiarla ante su poco transparente trayectoria en la administración pública y su nula cultura política, pero vieron que mediáticamente funcionaba, pero no se dieron cuenta de que sólo pepenaba el descontento y no las simpatías.
Porque si de realizar un golpe de estado se trata la candidata carece de la inteligencia para llevarlo a cabo y de la agilidad mental para resistir tanta presión; ahora, ante la posibilidad de una derrota evidente, se piensa en cambiarla, dando al traste con la comedia de la democracia interna y de la selección ciudadana de la candidata.
