Xóchitl Gálvez, de la ignorancia a la inteligencia artificial
Por Malthus Gamba
Imaginemos el cuarto de guerra del grupo conservador mexicano, que intenta impulsar de manera desesperada, la campaña de una desangela da Xóchitl Gálvez que, a meses de la elección presidencial del 2024, nada más no crece en cuanto a intención de voto.
Y no es que los poderosos dueños del dinero nacional y la clase política reaccionaria, mantengan la ilusión de un triunfo sorpresivo de Xóchitl en la próxima elección federal. Lo que pretenden es utilizar a esa pobre candidata como “punta de lanza”, para conseguir respaldo social en favor de los candidatos a senadores y diputados federales y demás representantes a nivel estatal.
Xóchitl es el “florero” que se coloca en el centro de la mesa y que está ahí, presenciando el banquete, pero sin participar del mismo.
El cuarto de guerra opositor lo podemos ver así, entonces. Encabezando la mesa, una Xóchitl Gálvez, que en teoría es la figura y pieza conservadora importante, dentro de este bloque que prepara la campaña electoral. Pero que en realidad es un adorno.
Del lado derecho, los empresarios reaccionarios, o traficantes de influencias que tienen fuerte interés en que el Movimiento de Cambio, no pueda construir el segundo piso de la Transformación que anticipa Claudia Sheinbaum.
En la parte central de la fila, se encuentra Claudio X González Guajardo, en compañía de otros poderosos representantes empresariales, directivos de medios de comunicación y actores políticos “fachos”, como pueden ser Emilio Álvarez Icaza, José Ramón Cossío, o María Amparo Casar, quienes se dicen representantes de la “sociedad civil”. Quizá hasta algún personaje ligado al Poder Judicial.
Del lado izquierdo de la mesa, estaría la clase política neoliberal del pasado reciente. Marko Cortés, Alejandro Moreno y Jesús Zambrano al centro y su “plana mayor”, en compañía de gente perteneciente al “Cártel Inmobiliario”, representantes de los pocos gobernadores de derecha que quedan, e integrantes del Congreso de la Unión.
Lo curioso en esta mesa es que Xóchitl es la “convidada de palo”. No es tomada en cuenta y solo atestigua lo que los demás deciden. Al carecer de oportunidad para alcanzar la presidencia del país, se convierte en ese “florero” del que hemos hablado anteriormente.
Ahora bien. La mesa como se dijo, se encuentra dividido en dos bloques bien definidos. Los dueños del dinero y los políticos.
Van juntos en esta aventura, pero cada una de estas dos facciones, defendiendo sus intereses particulares. Los empresarios, buscan incrementar sus fortunas y defienden sus privilegios de clase. Los del PRI-PAN-PRD, desean alcanzar un número significativo de puestos de elección, así como espacios “plurinominales” en el Congreso.
Para conseguir sus fines, necesitan recuperar el poder, o parte del mismo. Y es esa necesidad la que los obliga a caminar por la misma ruta, pero formados en filas paralelas.
Y eso es evidente para todo ciudadano.
Cuando se requieren recursos financieros, o hay necesidad de definir el camino adecuado para la campaña opositora, es el grupo de Claudio X González el que toma el control y dice la última palabra. La estrategia en medios de comunicación, la guerra sucia en contra del presidente y los candidatos de Morena y aliados, corre por su cuenta.
Pero si hay que tomar decisiones políticas, relativas a la elección de candidatos, procesos de selección, integrantes de los equipos de campaña y listas para espacios plurinominales al Congreso, son “Alito”, Marko y “Chucho”, quienes deciden.
Claudio ha hecho berrinches porque el grupo político, no ha dado espacios en las candidaturas, a gente de la “sociedad civil” que él controla. Todo se lo ha repartido el grupo de los políticos.