Más allá de las mentiras de Xóchitl: segundo debate presidencial
“Me parece de elemental respeto responder las preguntas que nos hacen”, dijo Jorge Álvarez Máynez, candidato de Movimiento Ciudadano (MC), en el segundo bloque del debate.
Con otros llamados similares, recordó a las candidatas Xóchitl Gálvez de los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional (PRIAN) y a Claudia Sheinbaum del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) que él estaba ahí. Pedía que dejaran de atacarse y respondieran los cuestionamientos de los ciudadanos seleccionados por el Instituto Nacional Electoral (INE).
Y es que, tras distraerse y perder la secuencia de su participación al inicio, Gálvez se enfocó en atacar a Claudia. Siguió una línea basada en la frase “la señora de las mentiras”. Difamó y mintió con una actitud pendenciera que resultó excesiva y aburrida. La prianista se dedicó más al golpeteo que a exponer las propuestas de la oposición para el país.
El llamado de Máynez caló en Sheinbaum. En un inicio, pareció engancharse con los ataques de Gálvez. La primera pregunta ciudadana fue hecha por Yoselin de la Ciudad de México: ¿De qué manera el gobierno puede garantizar de forma equitativa la economía entre hombres y mujeres?
Gálvez respondió en ocho segundos y se reconoció como priísta, panista y perredista en el resto de su minuto. Sacó un cartel con la imagen de una calavera en una playera y habló de un narcopartido.
Por su parte, Claudia respondió. Hábilmente, involucró al PRI, al PAN y al neoliberalismo para hablar del avance económico y salarial consolidado por la cuarta transformación (4T).
La segunda pregunta ciudadana, a cargo de Daniel Gómez de Coacalco, fue ¿Cómo es que van a ayudar a los empresarios y microempresarios a dar salarios justos y a que no cierren sus empresas? Xóchitl habló de apoyos y créditos baratos. En seguida, se volcó al ataque contra Claudia y mencionó la pérdida de empleos en la Ciudad de México.
Sheinbaum se enganchó y expuso los logros del gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO): niveles de empleo, control de la inflación, incremento salarial, contención de la deuda, inversión extranjera directa y el fortalecimiento del peso. Sólo le respondió a Daniel hasta el final de su siguiente intervención.
En este punto, me dio la impresión de que el resto del debate sería un toma y daca entre las candidatas. Claudia había caído en la estrategia pendenciera de Xóchitl. Idea fortalecida hasta bien entrada la primera parte del debate por la participación discreta de Álvarez Máynez, abocado a responder a los ciudadanos y a exponer sus propuestas.
En la recta final de ese primer bloque, el candidato dio un giro de timón: comenzó a atacar a Gálvez. Le mencionó las pocas iniciativas legislativas cuando fue senadora, en comparación con las suyas. Asimismo, ridiculizó su ocurrente propuesta de perdonar impuestos.
Sin embargo, fue más allá y se lanzó contra Santiago Taboada y su cártel inmobiliario. ¿Será que el INE no le ha prohibido llamar así a la organización criminal de los panistas?
Y, por supuesto, festejó a Salomón Chertorivski, candidato de MC a la jefatura de la Ciudad de México. Claudia, habiendo empleado gran parte de sus dos intervenciones en responder a Xóchitl, había agotado sus minutos. En ese punto, Gálvez quiso regalarle parte de su tiempo, con tal de que respondiera a sus difamaciones. Pérez Cañedo tuvo que recordar que eso estaba prohibido.
El nuevo Máynez, menos sonriente y más incisivo con Xóchitl, evidenció que MC supo que su candidato sólo podía quitarle votantes a Gálvez y no a Sheinbaum, tras el primer debate.
En el segundo bloque, pobreza y desigualdad, la candidata del PRIAN lució desesperada, enojada y desconcertada. Tras los llamados de Máynez a responder a los ciudadanos, Sheinbaum se concentró. En adelante, se mostró casi imperturbable a los golpes de Xóchitl; dejó pasar la mayoría. Ante la indiferencia de la morenista, la prianista presumió su pasado en el Instituto Nacional Indigenista (INI) en el sexenio de Vicente Fox.
Claudia habló del detrimento en las pensiones que causó el PRIAN y de las mejoras que Morena hace en beneficio de los trabajadores. Más enfocada, se dio el lujo de escoger los ataques de Gálvez. Les dio respuesta en consonancia con los temas tratados.
Aquí asestó el golpe más fuerte:
“Ahora sí, vamos a hablar de la Comisión Nacional de Pueblos Indígenas y de su titular de 2000 a 2006; porque ella habla de que cuidó a los pueblos indígenas. Vamos a decirles lo que la candidata del PRIAN hizo cuando fue de la Comisión. La peor represión a un pueblo indígena, San Salvador Atenco, le querían comprar, para hacer su aeropuerto de Texcoco, a cinco pesos el metro cuadrado. Represión con Fox y con Peña Nieto en el Estado de México, mientras ella era titular de los Pueblos Indígenas, nunca habló, fue cómplice. De la misma manera, utilizó la Comisión Nacional de los Pueblos Indígenas, para, ya lo dije, diecisiete contratos con la Comisión Nacional del Agua”.
Y, aunque Xóchitl siguió atacando, se le notó nerviosa, atropellada, desesperada. Sheinbaum había dado un duro golpe en el tema indigenista, el cual la empresaria presume como su fuerte.
Con el tema de San Salvador Atenco, le quitó el huipil, lo indígena y lo indigenista, pues la expuso como cómplice de las atrocidades prianistas cometidas a los pobladores: represión, asesinato y violación. Eso afectó a la prianista, se notó en sus expresiones. En adelante, se enredaría y se confundiría en sus dichos.
Cuando Xóchitl parecía rehacerse e intentaba volver a su papel de agresora, Jorge Álvarez Máynez dio la sorpresa. Habló de los excesos y dilapidaciones del dinero obtenido del petróleo durante el sexenio de Fox. Estos recursos no llegaron a los programas sociales, puntualizó el candidato de MC. Sin dar oportunidad a una respuesta coherente de Gálvez, recordó su penoso comentario sobre la gente del sureste:
“Cuando se le preguntó por qué no hubo desarrollo en Chiapas durante su gestión, dijo que por que la gente de Chiapas por cultura no estaba acostumbrada a trabajar más de ocho horas. No conoce al país, la gente de Chiapas, tres de cada 10 personas que trabajan ahí, trabajan más de cuarenta y ocho horas a la semana”.
Xóchitl intentó desdecirse. Indicó que ella quiso combatir la explotación de los trabajadores. Pero un Máynez, feliz e impetuoso, alzó la mano para responder. Y aquí está lo más curioso del debate: aún con ese durísimo revés de Sheinbaum en el tema indigenista, no fue ella, sino el candidato de MC, quien sepultó a la representante del PRIAN.
Al hablar de combatir la explotación laboral, Gálvez se puso de pechito a Máynez. Éste, con singular alegría en el rostro, más de la normal, dio su golpe más duro. Preguntó si estaba a favor o en contra de reducir la jornada laboral de 48 a 40 horas. Y con su respuesta, echó abajo su perorata sobre estar a favor de los programas sociales, de estar del lado de los trabajadores:
“Yo estoy a favor, siempre y cuando le demos a los empresarios la posibilidad de quitarle tanta carga fiscal y ponerle tanta inseguridad que no pueden transitar. […] Apoyemos a los empresarios y van a ser los primeros que van a querer bajar la jornada laboral”.
Antes de procurar a los trabajadores, Gálvez protegería a los empresarios. Su apoyo a quienes más lo necesitan estaría condicionado a impulsar a los privilegiados. Si Claudia Sheinbaum le había quitado el huipil, Jorge Álvarez Máynez le regresó el traje sastre de neoliberal.
Tras este segundo debate, Sheinbaum va a mantener su ventaja en las encuestas. Máynez va a crecer en detrimento del PRIAN; vamos a ver cuántos puntos. Por su parte, Gálvez fue más mentirosa que en el primer debate.
En su artículo Las 45 mentiras de Xóchitl y una verdad (https://www.sinembargo.mx/01-05-2024/4495081), Fabricio Mejía determina que mintió cada dos minutos. Sin duda, se superó a sí misma.
Aquí, su mejor propuesta para la nación: “Lo que necesita este país es una ingeniera que sepa como resolver el tema del agua. […] Es muy importante tratar el agua, rehusarla, podemos almacenarla, por ejemplo, aquí en la Ciudad de México, en el Lago de Texcoco y a la larga potabilizarla”. No, no, no, Xóchitl. No se debe salar el agua dulce.
También, fue más hostil y pendenciera. Seguramente, esto fascinó a sus seguidores, sobre todo a los priístas sin ideología. Sin embargo, no tuvo ese mismo efecto en los miembros de derecha o ultraderecha, quienes tienen mayor preparación y un discurso más articulado al candidato de MC. Para ellos, Xóchitl no es más que una lépera ignorante.
Roberto Galindo*
*Escritor; maestro en Ciencias con especialidad en Exploración y Geofísica Marina; maestro en Apreciación y Creación Literaria; licenciado en Arqueología especializado en Contextos Sumergidos; licenciado en Letras Hispánicas; licenciado en Diseño Gráfico con diplomado en Museología