Opinión

Opinión: Nadie censura a voces muertas

Claudia Sheinbaum no quiere censurar voces muertas. La presidenta las deja descansar en paz. Las voces conservadoras carecen de credibilidad

El nado sincronizado practicado infructuosamente por voces de opositores, contrarios al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, se desata de nueva cuenta respaldado por las granjas de bots internacionales que lanzan ataques en redes sociales, con la furibunda bandera #CensuraDelBienestar.

Se calcula en un 50%, el número de cuentas robotizadas que participan en esta campaña. A ellas habrá que agregarle un 20% de robots nacionales que intentan posicionar la etiqueta. Al final, queda el conocido 30% de reaccionarios de carne y hueso que, al no hacer mayoría, se conforman con el embate irreal de un ejército de sombras, que no comunica ni convence a una sociedad acostumbrada a estos reclamos llegados desde la irrealidad donde se mueva una oposición decadente.

Queda entonces la fuerza del ataque, en la otra ala opositora. Los medios masivos de comunicación y su comentócracia venenosa. Así que vemos a una Azucena Uresti, a los conocidos Loret de Mola, López Dóriga, Aristegui, Brozo, Alatorre Chumel, Alazraki y demás cartas fuertes en radio, televisión y prensa reaccionaria, rasgando sus vestiduras, clamando y llorando por una censura futura que le quita potencia a sus ya cansadas y desprestigiadas bocas. Porque la reforma en telecomunicaciones que envía la presidenta al Congreso de la Unión, es en realidad, según reclaman, un dardo que no va dirigido a gobiernos, organismos y empresas extranjeras, impidiendo que contraten tiempo en medios informativos mexicanos para humillar, insultar, denigrar, atemorizar o discriminar a los mexicanos que cruzan la frontera en busca de trabajo. El dardo encierra en su centro la intención de prohibir la crítica libre en medios, plataformas digitales y otros espacios donde hasta el día de hoy, hay total libertad de expresión. La dictadura ha llegado finalmente y vienen tiempos sombríos para los mexicanos.

“Nos están quitando la palabra, el derecho a la libre expresión, la posibilidad de criticar a quien gobierna. Nos están censurando”

La campaña es intensa. Se repite día y noche en todo espacio opositor y las redes sociales son inundadas con mensajes robotizados, programados para que no haya descanso, ni bajones de intensidad a lo largo del día. Es la misma estrategia perdedora que le conocemos al segmento conservador. Se gasta dinero en abundancia. Se mueven los comentócratas manipuladores de la realidad, utilizando todas las armas que el periodismo sucio les ha enseñado. Y no pasa nada. Nadie se suma a su reclamo. Nadie sube a ese barco repleto de perdedores, donde el único pasajero ausente, se llama VERDAD.

La sociedad mexicana vive hoy tiempos de cambio. Es una sociedad que conoce, piensa, analiza y llega a conclusiones personales basadas en lo que ve en su vida diaria y no en lo que le dice la radio, la televisión y la prensa vendida.

Y razona más o menos de esta manera. ¿Para qué querría la presidenta Claudia Sheinbaum censurar a un periodismo que no tiene peso ni credibilidad, en el sector más amplio de la sociedad? ¿Para qué querría silenciar a quienes perdieron la voz y la confianza de sus audiencias hace más de seis años? ¿Para qué quitarle la concesión a Televisa o Azteca TV, justo en el momento en que ambas empresas se encuentran al borde de la quiebra?

Censurar a voces muertas es como entrar a un panteón, promulgando una ley que imponga silencio obligado a los difuntos. 

Los medios de comunicación tradicionales y los comentócratas que trabajan en ellos, conforman una especie de camposanto, donde esas voces del pasado no pasan de lamento, reclamo, o exigencia, sin cruzar la línea que divide la realidad, del espacio que habitan y donde ya cumplen penitencia. Porque son algo parecido a almas en pena, que lloran ante el cambio que vive el país. Condenan toda acción de gobierno porque se encuentran anclados a un pasado donde existieron con vigor y fuerza. Hoy son reliquias. Amuletos que intentan revivir añejas glorias donde la corrupción era la fuente de su felicidad.

Hace unos días, la presidenta Claudia Sheinbaum explicó en una mañanera, la razón por la cual no le preocupan las críticas, sustentadas en mentiras, que publica cotidianamente Raymundo Riva Palacio. “¿Quién lee actualmente a Riva Palacio? No hay que hacerle caso. Cinco mil personas en el país, son el máximo de lectores que tiene”. Y lo mismo pasa con el resto de los desinformadores que paga la oposición.

Y regresamos entonces a la pregunta inicial. ¿Para qué querría la presidenta censurar a una oposición que política y comunicativamente está muerta?

El círculo de los creyentes en el PRIAN y en sus cuadros destacados, como Ricardo Anaya, a quien pretenden revivir, no ya como “el chico maravilla”, sino más bien como “el corrupto destacado”, es ridículamente pequeño. Solo ellos leen, ven y escuchan a Azucena Uesti, a Aristegui, Loret, Brozo y los demás señalados renglones arriba. Solo ellos escuchan a las voces del pasado. Solo pocos los que se dejan embaucar con los mitos y leyendas de tiempos mejores ya idos, donde los mexicanos eran felices bajo la bota de “La Dictadura Perfecta”.

No. Claudia Sheinbaum no quiere censurar voces muertas. La presidenta las deja descansar en paz. Sepultas o insepultas, esas voces no hacen daño a una sociedad despierta que no cae en el engaño que difunden fantasmas del pasado.

Las voces conservadoras carecen de credibilidad. Los desinformadores pagados son una especie de espectros que gritan mucho, manotean a diario, en un intento de atraer a los seres reales a su morada.

Las granjas de bots están plenamente detectadas. Los periodistas de la mentira, son conocidos por todos. Los montajes que tejen incansablemente, pasan sin pena ni gloria. Los políticos que se resisten al cambio, son minoría y es como si no existieran


¿Para qué censurar a quienes ya no pesan en la vida nacional? ¿Para qué ocuparse de ellos?


Lo que el Movimiento de Transformación ha hecho desde el 2018, es “dejar que los muertos descansen en paz”

Nadie pierde el tiempo con una oposición inexistente. Muerta.

Malthus Gamba

Editor

Medio independiente de noticias relacionadas con la Cuarta Transformación de México.

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