Proceso, Aristegui y su bodrio periodístico plagado de contradicciones
Por Jesús Francisco Sánchez Cuevas – Sembrando vida y la fábrica de chocolates… Investigación especial”, así se presenta un bodrio periodístico repleto de contradicciones con la intención de golpear la imagen del presidente Andrés Manuel López Obrador y sus hijos.
Esta “investigación” realizada por Tania Gómez y Sergio Rincón para CONNECTAS y publicado por el semanario Proceso y Aristegui Noticias, sin aportar un solo elemento que sustente ilícito alguno, uso indebido de recursos públicos y aún menos desvío de los mismos en la actividad legítima que realizan los hijos del Presidente, se autoinmola desde el punto de vista del elemental rigor periodístico.
Con la intención de demeritar el alcance y contenido del programa de plantación más ambicioso y de mayor alcance que se realiza en el mundo, Sembrando Vida, la publicación referida afirma: “…este grano (el cacaco) sería una de las apuestas preferidas del presidente”.
Este programa está diversificado en 20 estados, en 23 mil 507 localidades, tiene 420 mil 256 beneficiarios con empleos permanentes y una gran diversidad de plantaciones; incluso, sólo en Tabasco -entidad en que se centra la “investigación”- hay un total de 56 mil 979 sembradoras y sembradores, con principalmente árboles maderables como macuilis, cedro, caoba, tinto y tatuán, y frutales como plátano, guanábana, limón, cuajinicuil, chalahuite.
En la finca de 48.85 hectáreas heredada por Rocío Beltrán Medina -primera esposa de López Obrador y quien falleciera de cáncer en el año 2003- a sus hijos, “se produce el cacao para Rocío Chocolate, la marca chocolatera que Andrés Manuel López Beltrán tramitó en julio de 2019”, es decir, el propio documento consigna que no existe un uso del cacao producido por los cacaoleros de Sembrando Vida.
Y como si fuese una revelación periodística -al estilo de las icónicas y escandalosas fincas emanadas de la corrupción de los políticos del PRIAN, entre ellos la de Vicente Fox, de Raúl Salinas de Gortari, de Javier Duarte, entre muchos otros-, la publicación de marras divulga una fotografía presentada como “vista aérea de la Finca El Rocío, de 48.85 hectáreas, propiedad de los López Beltrán”.
El “pecado” de los López Beltrán es la cercanía histórica familiar con Hugo Chávez Ayala, quien previo al inicio del actual sexenio de López Obrador “ya era un jugador relevante en el mercado internacional del cacao, como uno de los principales exportadores de cacao fino de aroma considerado gourmet. Con ese grano ya se comercializaban 15 marcas de chocolate en 12 países de Europa y América, a través de su empresa Agrofloresta Mesoamericana”.
Esa cercanía familiar, genero la “asesoría” de Chávez Ayala en el año 2014, cuatro años antes del inicio del gobierno de López Obrador y más aún sin certidumbre alguna de que triunfaría en las elecciones de 2018, en relación a la producción de cacao en la Finca El Rocío, en Teapa, Tabasco, que les fue heredada en el año 2003 a los López Beltrán, materia prima que -desde mucho años antes de Sembrando Vida- es utilizada para la producción de los chocolates Rocío.
Y, como revelación periodística, se redacta en la “investigación”: “Andrés Manuel, segundo hijo de AMLO, quien el pasado 21 de agosto cumplió 35 años, saltó al mundo empresarial en 2019 con Rocío Chocolate”, y aún más, “…el nombre de Andrés Manuel López Beltrán no figura en el Registro Nacional de Profesionistas, tampoco en registros comerciales, ni en bases de datos de cámaras de comercio…”.
Esta “investigación” publicada y difundida por el semanario Proceso y Carmen Aristegui, mereció una respuesta puntual del presidente López Obrador en la conferencia mañanera del pasado día 29 de noviembre y acusó que es “una investigación mentirosa, sin fundamentos, para buscar mancharnos con la máxima del hampa del periodismo, que la calumnia, cuando no mancha, tizna”.
Aclaró “para que no quede ahí, en la indefinición, que el terreno que tienen mis hijos son 52 hectáreas, tienen 16 hectáreas cada uno, se las entregó su abuelo, el papá de la mamá. Por eso los chocolates se llaman ‘Rocío’, que era mi esposa, la mamá de mis hijos, que falleció y desde entonces sembraron árboles maderables y luego sembraron cacao”.
Y, puntualizó: “En el sexenio pasado les ofrecieron créditos, nunca aceptaron, nunca se ha aceptado ningún apoyo del gobierno, no tienen nada que ver con el programa Sembrando Vida, porque no he visto lo que dicen en la entrevista, pero me consultó Andrés, porque le mandaron, así, al estilo del periodismo muy objetivo, le mandaron un cuestionario para que lo respondiera y le daban de plazo hasta un día a tal hora, y si no contestaba pues ya podían decir en el reportaje que fueron consultados, pero que no respondieron para aclarar”.
El Presidente reconoció que la publicación de Proceso y Aristegui pretende afirmar que el programa Sembrando Vida “se está fomentando, en el caso de Tabasco, para que se produzca cacao y entonces la fábrica de chocolates tenga materia prima. No se miden, pero es su conservadurismo, los saca de quicio”.
Así, el elemento periodísticamente rescatable de “Sembrando vida y la fábrica de chocolates… Investigación especial”, es el nivel en que se han reducido los otrora emblemas del periodismo mexicano contemporáneo: Proceso y Carmen Aristegui.
Fuente Polemón