Memoria y Resistencia: Lucio Cabañas
El 2 de diciembre de 1974, Lucio Cabañas Barrientos muere en combate contra el ejército mexicano en el paraje del Otatal, Guerrero: La mañana del 2 de diciembre del año de 1974, José Isabel Ramos Ruiz, oriundo de Los Corales, municipio de Tecpan de Galeana, Guerrero, conduce a un grupo de nueve batallones del ejército mexicano hacia el paraje del Otatal, lugar donde Lucio Cabañas en compañía de otros tres guerrilleros: Marcelo Serafín Juárez, Lino Rosas Pérez, y Esteban Mesino, se encuentran acampando después de haber padecido intensos días de persecución y enfrentamientos tratando de escapar del estrecho cerco tendido por el ejército.
Ramos Ruiz se ofrecería para guiar al ejército hacia lo posición de Lucio a cambio de la libertad de cuatro jóvenes de su familia que habían sido detenidas por los militares el día anterior. A las 7 de la mañana da inicio la operación, rodeando el ejército toda el área para evitar que Lucio y sus acompañantes escapen. Con el pretexto de ir a entregar víveres, Ramos Ruiz iría al campamento para cerciorarse que Lucio aún permaneciera en él.A las 8:15, un total de doscientos elementos de la 27 Zona Militar al mando del General de Brigada Elíseo Jiménez Ruíz, agrupados en los grupos Avispa 1, Bonora, Vallecitos, Isaías, Barraza, Coral, Lasso, Patrullas 3° uno y dos, así como la Sección Ocho al mando del Comandante del 19° Batallón de Infantería avanzan hacia la posición. A las 8:40, los guerrilleros se percatan del movimiento de los soldados e inicia el enfrentamiento.
El tiroteo tiene una duración aproximada de 20 minutos. Hacia las 9:00 de la mañana cesan definitivamente los disparos. Del lado del ejército se registran dos bajas y cinco heridos. Por parte del Partido de los Pobres, Lucio Cabañas Barrientos y Lino Rosas Pérez yacen muertos en el lugar. Esteban Mesino y Marcelo Serafín son capturados con vida; Esteban sería fusilado en el lugar de los hechos y Marcelo Serafín es fotografiado al momento de su detención-desaparición. Los cadáveres de Esteban Mesino y Lino Rosas son enterrados por los soldados a ras de tierra en el Otatal, siendo rescatados por pobladores de El Guayabito y enterrados en una sola tumba en el panteón del pueblo. Los pobladores mencionarían que ambos tenían la cara destrozada a balazos y que Esteban Mesino, se encontraba con las manos atadas a la espalda con una agujeta.
Sobre la muerte de Lucio Cabañas existen dos versiones. La primera de ellas menciona que Lucio moriría en combate a causa de una herida de bala en el maxilar derecho infringida por el Capitán Pedro Bravo Torres. Sin embargo, el soldado Emiliano de la Cruz alegaría ser el verdadero responsable al infligir en Lucio un disparo en la espalda, herida que, de acuerdo con el dictamen médico, también sería mortal por necesidad.
La segunda versión menciona que Lucio, al verse acorralado por el ejército gritaría: “¡Hasta que se les hizo!… ¡Pero les aseguro que no les voy a dar el gusto de que me maten ustedes!”, acto seguido, colocaría el cañón de su M-2 en la mejilla y jalaría el gatillo. Sobre la teoría del suicidio de Lucio Cabañas existen también dos versiones. La primera de ellas es recogida por el periodista Juan Miguel de Mora en su libro Lucio Cabañas: Su vida y su Muerte. De Mora rescata un artículo de Sergio Von Nowaffen publicado el 5 de diciembre de 1974 en el diario La Extra, donde se menciona que Mariano Santiago Vázquez, supuesto delator de Lucio, vio como este se daría un disparo en la cara con una pistola para evitar ser capturado por el ejército. Posteriormente, en el año de 2002 en la edición número 1355 de la revista Proceso, la periodista Gloria Leticia Díaz menciona la existencia de una carta escrita por el soldado Benito Tafoya Barrón, donde relata que, al estar herido, Lucio gritaría la frase mencionada anteriormente y se daría el disparo con su rifle. Acto seguido, el capitán Bravo Torres le daría el tiro de gracia.
En su momento, De Mora pondría en duda la versión del suicidio, argumentando que, en base a lo consignado en el dictamen forense, por el ángulo de entrada, las heridas de bala que Lucio tenía en la espalda y hombro fueron infringidas cuando este se encontraba de pie, mientras que la herida en el maxilar derecho pareciera ser infringida cuando él se encontraba en el piso, indicando que se trataría del tiro de gracia.
El cadáver de Lucio Cabañas sería exhibido como trofeo de cacería por los soldados participantes en el ataque. Posteriormente, el cuerpo es trasladado al cuartel militar de Atoyac de Álvarez en donde se le practica la autopsia y se realiza un reportaje dando el dictamen forense. Dicho reportaje originalmente iba a ser transmitido por televisión, pero a última hora se decidió cancelar, probablemente para evitar que los grupos afines a Cabañas en todo el país tomaran represalias.
El gobierno mexicano, temiendo que el pueblo guerrerense que simpatizaba con la lucha del Partido de los Pobres saliera a las calles a despedir a Lucio en un sepelio masivo a similitud del que tuvo Genaro Vázquez en 1972, decide esconder el cuerpo. A las primeras horas del día 3 de diciembre, el cuerpo de Lucio es sepultado clandestinamente en una tumba sin nombre en el panteón de Atoyac. Sin embargo, Hilda Flores Solís, quien había sido compañera de magisterio de Lucio, obtuvo gracias a un soldado el dato sobre la ubicación de la tumba de Lucio, dejando recurrentemente flores sobre la sepultura.
El secretismo con el que el gobierno mexicano sepultó a Lucio Cabañas, y la negativa de este a dar acceso a sus familiares y amigos al cadáver, fue motivo de sospecha por muchos años, llegándose a creer que en realidad Lucio no había muerto o que en su defecto la sepultura estaba vacía. La señora Rafaela Gervasio Barrientos, madre de Lucio, exigiría hasta el final de sus días al gobierno mexicano la información sobre la ubicación de la tumba de su hijo.
Finalmente, en el año 2002, a petición de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, se realizaría una exhumación en el lugar, recuperando una osamenta a la que se le realizarían pruebas de ADN, confirmando finalmente que los restos ahí enterrados pertenecían a Lucio Cabañas Barrientos. Actualmente, sus restos reposan en el obelisco erigido en su memoria en la plaza de Atoyac.*Fuentes de Referencia:- México Armado 1943-1981: Laura Castellanos- Lucio Cabañas: Su vida y su muerte: Juan Miguel De Mora- Lucio Cabañas y el Partido de los Pobres: Alberto Guillermo López Limón- “Un documento que refuta al ejército: Lucio Cabañas se suicidó”: Gloria Leticia Díaz, Revista Proceso No 1355, 20 de octubre de 2002- “La historia secreta de la ejecución de Lucio Cabañas”: Carlos Marín, Milenio Semanal No 170, 11 de diciembre de 2000.- «Identifican restos de Lucio Cabañas»: Revista Proceso, 13 de agosto de 2002.