Aferrados a lo viejo
Por José Luis Medina Lizalde – El INE debe hacer más con menos, pero la exigencia es pareja, los gobiernos estatales y municipales también, pero no a tontas y a locas, sino mediante un plan respetuoso de los derechos laborales y socialmente sensible ¿Qué no quieren batallar? Pues que se vayan.
La pandemia acentuó la conciencia de la globalidad, la capitalización política de las crisis de ´parte de las fuerzas en pugna en cualquier país o región se topa con ciudadanía nutrida con la información procedente del resto del planeta, identifica los fenómenos comunes y por lo tanto, no es fácilmente manipulable por el discurso oportunista contra el adversario, sabe que el desigual acceso a las vacunas está determinado por un modelo económica en agonía pero que aún respira, experimente el fracaso de los modelos energéticos y de salud entregados al interés privado y entiende el carácter inevitable de la inflación como efecto temporal de todo lo que se ha tenido que vivir. En ese sentido, México se empeña en recuperar la salud de la deshumanización del mercado y restablecer la soberanía energética que alguna vez fue soporte de su fase de crecimiento más exitosa de su historia.
La agenda presidencial para este año tiene como una de sus prioridades la reforma eléctrica, el parlamento abierto que hoy arranca, elevará la conciencia de la urgencia de liberar al país de los voraces intereses privados que a base de corrupción se abrieron paso en la reforma de Peña Nieto, corrupción que mantiene en problemas judiciales a significativos personeros del pasado régimen.
Las fuentes de recursos disponibles para los gobiernos son la recaudación fiscal, el crédito y los ingresos autogenerados ¿Pueden los gobiernos echar mano de dinero procedente de estas tres fuentes de recursos? En el caso de México, el alza de impuestos crea tensiones políticas sin incrementar sustancialmente los recursos disponibles, por eso la exigencia de nuevas placas, incremento de tarifas de servicios públicos y del impuesto predial son medidas percibidas como agresoras del ya de por sí caído nivel de vida.
La empresa pública generadora de ingresos fiscales casi desapareció bajo la privatización salvaje de la economía operada por los tecnócratas, la deuda externa alcanzó niveles que hacen suicida proseguir con la misma política (Tlaxcala, con mucha sabiduría, amarró las manos de sus gobernadores prohibiendo la deuda).
El reto: pensar el lo global, actuar en lo local
Los tiempos que se avecinan son difíciles.Para los demagogos es fácil erigirse en vocero de las carencias y reclamar que fluya dinero público aquí y allá como modo facilón de ganar simpatías electorales, los gobernantes, en cambio, sentirán la presión para priorizar el gasto del dinero disponible tal como se hace en un hogar cuando las cosas no andan bien.
Si bien es cierto que todos los estados y municipios enfrentan situaciones similares no solo entre nosotros sino en el mundo globalizado, el tratamiento de esas situaciones tiene exigencias propias de cada caso, tal como la medicina enfatiza la singularidad de los organismos cuando dice “no existe enfermedad, existen enfermos”.
¿Los gobiernos de Zacatecas están organizados para gastas el dinero público con eficiencia y honestidad? Claro que no, los gobiernos tienen décadas usando mal el dinero que administran por la propensión a pagar sobre precios por obras, servicios y mercancías, por onerosas contrataciones dictadas por influyentismos, por despidos arbitrarios que luego sangran el erario, por desvío de recursos a campañas (financieros, materiales y humanos).
La situación creada no es responsabilidad de alguien en particular, la inercia anuló la utilidad institucional de órganos de control y auditoría superior, legislatura local y cabildos.
Se impuso la corrupción difusa, más difícil de combatir que la corrupción concentrada por su menor visibilidad, es muy sugerente que cinco de los seis policías asesinados la semana pasada fueran acribillados en horas de trabajo, cuando debieran portar chalecos antibalas y al respecto no existe ningún dato de que así haya sido ¿Qué hacen los cabildos y diputados al respecto? ¿Quién garantiza que el dinero destinado al equipo de seguridad de cada agente se gaste como se debe?
Ven llover y no se hincan
Los partidos políticos recibirán millonadas que serán muy legales pero muy inmorales, los diputados locales no tienen incentivo para cambiar, las redes dan cuenta del mundo en que viven cuando desde la modestia de una diputación local viven el lujo de vacacionar en los Alpes de Suiza, no es delito, pero si indica la mentalidad advertible al principio del sexenio, en nada diferente al pasado que verbalmente se condena.
La verdadera “herencia maldita” es la mentalidad de los que aprendieron la política como ocasión de servirse a sí mismos y que cambian de partido sin cambiar de modos.