Desmienten irregularidades en la casa que alquiló el hijo de AMLO
ocumentos obtenidos por el diario La Jornada desmienten supuestas “irregularidades” relacionadas con el arrendamiento que Carolyn Adams, esposa de José Ramón López Beltrán, hizo de una residencia en Houston.
Tras la publicación de un reportaje de LatinUs y Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) a finales de enero de este año, se indicó que José Ramón, al ocupar una vivienda en Houstou, incurrió como “conflicto de intereses” y tráfico de influencias, ya el propietario, Keith Schilling, laboró en un momento para la petrolera Baker Hughes, contratista de Petróleos Mexicanos (Pemex) desde hace más de seis décadas.
Y aunque en diversas ocasiones, tanto Pemex como diferentes medios de comunicación (e incluso la pareja López Adams) desmintieron cualquier conflicto de intereses y tráfico de influencias, ciertos periodistas siguieron buscando sacarle más jugo al expirado tema.
Ejemplo de esto fue Peniley Ramírez, quien ayer en el diario Reforma, indicó que la renta de la residencia por parte de la pareja López Adams presentó irregularidades. Entre éstas destaca la “nula actualización del estatus” de la casa después de ser rentada, lo que hace especular a la periodista que, el dueño de la vivienda, llegó a un acuerdo personal con los inquilinos para que éstos influyeran a favor de Baker Hughes.
Sin embargo, La Jornada tuvo acceso al contrato formal de arrendamiento, en el que se especifica un depósito inicial de 5 mil 600 dólares y un alquiler mensual por la misma suma, con fecha inicial el 16 de agosto de 2019 y término el 31 de julio de 2020, con una cláusula de renovación automática.
El diario obtuvo también copia de los cheques y los documentos que amparan transferencias bancarias de la arrendataria, Carolyn Adams, a l arrendador, Lauren Schilling, papeles que pueden ser cotejados con los estados de cuenta mensuales de la cuenta bancaria a nombre de la primera.
Con estos documentos, queda claramente evidenciado que José Ramón López Beltrán no incurrió en conflicto de interés ni en tráfico de influencia a favor de Baker Hughes, y que el alquiler de la casa se hizo de forma regular, sin haber ningún tipo de ilegalidad, como han especulado varios periodistas y líderes de la oposición.
Fuente Polemón