¡QUÉ SE VAYAN AL CARAJO!
Por Arturo del Bosque.
En los últimos días y a raíz de la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a la republica de Cuba, en donde se logró un acuerdo para contratar en forma temporal, a 500 médicos especialistas cubanos, ha causado indignación, malestar y una andanada de críticas hacia esta acción del gobierno de México.
Nada nuevo, las criticas y los cuestionamientos provienen de los mismos grupos que por sistema se oponen o critican cualquier acción del gobierno, la prensa que en un afán burdo por desprestigiar al gobierno, se erigen en paladines de la verdad, pero en realidad son solo defensores de los intereses de grupos o gremios, como en esta ocasión, los médicos especialistas los cuales, oh sorpresa, se dicen listos y dispuestos a viajar a donde sean requeridos sus servicios, obvio en una postura hipócrita y mediática, por años se ha tenido en el abandono a las poblaciones marginadas y con elevados índices de pobreza e inseguridad.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud federal, actualmente hay 277 mil 287 médicos ejerciendo su profesión, esto significa que hay solo 2.1 doctores por cada mil habitantes en México, esto se ubica como uno de las medias más bajas entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Si consideramos que de los médicos que existen en México, solo el 30 por ciento son especialistas, la carencia de estos es aun mas critica, sería poco mas de .5 médicos especialistas por cada mil habitantes, un numero significativamente bajo.
Otro elemento que vale la pena analizar es el de la concentración de estos especialistas en las grandes metrópolis, esto es obvio, considerando el concepto mercantil en el que ha derivado esta noble profesión, la salud vista como una mercancía norma criterios de comportamiento, preferencia por ciertas zonas del país y el natural abandono o marginación de aquellas zonas que no ofrecen posibilidades económicas a los especialistas y en los que además se agrega un componente económico social que les es poco atractivo a los profesionales especialistas médicos que, en una lógica de mercado, buscan maximizar ingresos y obvio, alcanzar estándares de vida en los que el club deportivo, las escuelas privadas y la posibilidad de ir de shoping cada semana es casi un imperativo, un modo de vida.
Este debate, provocado por la intención del gobierno por contratar a los especialistas cubanos, debe abrirse y tratar de entender como esta profesión no ha sido ajena a la lógica que por los últimos 36 años se impuso en nuestro país, la lógica de mercado, es decir, convertir en mercancía los más caros preceptos de una sociedad, a saber, la salud, la educación, la seguridad y el bienestar, en el tema de la salud se ha privilegiado la formación de especialistas que tengan demanda efectiva en los grandes centros urbanos, así tenemos que la CDMX, EL EDO DE MEXICO, JALISCO Y NUEVO LEON, concentran más del cincuenta por ciento de los médicos especialistas en el país, como ya decíamos, no es casualidad, si entendemos que, en una lógica de competencia y de la necesidad de incrementar los ingresos de estos profesionistas para, mantener o acrecentar niveles de vida en los que el lujo, las comodidades y el estatus social son los elementos mas valorados por tales núcleos profesionales, es claro que los conceptos de solidaridad, fraternidad y compromiso con la sociedad y especialmente con los sectores mas desfavorecidos, esta notoriamente ausente y por el contrario se advierte el clasismo larvado por años de desigualdad, aspiracionismo y la inhumana postura asumida por quienes debían de hacer precisamente de este concepto, el humanismo, uno de sus principales activos en el desarrollo de su profesión.
Vale la pena recordar el JURAMENTO HIPOCRATICO, este juramento milenario que debía ser de observancia para el gremio y normar la conducta de los médicos en México y en el mundo entero.
“Juro por Apolo el Médico y Esculapio y por Hygeia y Panacea y por todos los dioses y diosas, poniéndolos de jueces, que este mi juramento será cumplido hasta donde tenga poder y discernimiento. A aquel quien me enseñó este arte, le estimaré lo mismo que a mis padres; él participará de mi mandamiento y si lo desea participará de mis bienes. Consideraré su descendencia como mis hermanos, enseñándoles este arte sin cobrarles nada, si ellos desean aprenderlo.
Instruiré por precepto, por discurso y en todas las otras formas, a mis hijos, a los hijos del que me enseñó a mí y a los discípulos unidos por juramento y estipulación, de acuerdo con la ley médica, y no a otras personas.
Llevaré adelante ese régimen, el cual de acuerdo con mi poder y discernimiento será en beneficio de los enfermos y les apartará del perjuicio y el terror. A nadie daré una droga mortal aún cuando me sea solicitada, ni daré consejo con este fin. De la misma manera, no daré a ninguna mujer supositorios destructores; mantendré mi vida y mi arte alejado de la culpa.
No operaré a nadie por cálculos, dejando el camino a los que trabajan en esa práctica. A cualesquier casa que entre, iré por el beneficio de los enfermos, absteniéndome de todo error voluntario y corrupción, y de lascivia con las mujeres u hombres libres o esclavos.
Guardaré silencio sobre todo aquello que en mi profesión, o fuera de ella, oiga o vea en la vida de los hombres que no deba ser público, manteniendo estas cosas de manera que no se pueda hablar de ellas.
Ahora, si cumplo este juramento y no lo quebranto, que los frutos de la vida y el arte sean míos, que sea siempre honrado por todos los hombres y que lo contrario me ocurra si lo quebranto y soy perjuro.”
Hoy tenemos una práctica médica según la cual se privilegia el bolsillo del galeno por encima de sus consideraciones humanas, esto es evidente en tanto la salud publica y la salud o medicina privada, en la práctica de la salud privada, el paciente en tanto es una fuente de ingreso para el profesioncita, tiene la posibilidad de estar en constante comunicación con su medico, se le otorga el número de teléfono celular y se le hace amablemente el ofrecimiento de atender cualquier contingencia a la hora que se presente, no así en la medicina pública en la que los doctores, y más en el caso de los especialistas, estos se convierten en seres inalcanzables, el paciente por supuesto ni tiene ningún derecho a solicitar fuera de la consulta una opinión o una ayuda en su padecimiento, las largas horas de enfermos aguardando por atención de estos especialistas es inhumana, así sea grave el padecimiento, es el horario del especialista el que prevalece por encima de la salud del paciente, es decir, el especialista puede llegar a las nueve de la noche o a las tres de la mañana, o no llegar, sus cargas de trabajo obedecen casi siempre, no a un afán de aliviar dolores o padecimientos si no a la perversa lógica de acumular y acumular ingresos, en detrimento obvio de los sectores que no tienen recursos para pagar por una atención de calidad y tienen que sufrir a médicos indolentes, carentes de humanismo y empatía, que, se han manifestado mediante opinadores e influencers totalmente palacio, en contra de la contratación de los médicos cubanos, postura mediática y de vil golpeteo político en contra de los esfuerzos del gobierno por llevar especialistas a las comunidades de la sierra de Guerrero, Oaxaca, Chiapas, lugares a donde estos exquisitos no acudirán jamás, debe haber honrosas excepciones, es decir, dignos discípulos del gran Hipócrates, los demás, como dice el presidente, en tanto mercantilistas, hipócritas y falsarios,
¡QUE SE VAYAN AL CARAJO!