La impotencia los desquicia
Por Erika González
La oposición mexicana lleva 4 años profiriendo arengas de triunfo al tiempo que lo van perdiendo todo. Confiados en que la propaganda barata haría el trabajo que sus miembros corrompidos son incapaces de realizar, han vivido actuando como voceros del desastre que nunca llega, perdiendo el tiempo en montajes armados para servir de espectáculos que promueven en todos los medios posibles.
Mientras ellos se concentran en presentar una realidad inexistente, la 4ª transformación aplica cambios profundos en prácticamente todos los aspectos de la vida pública, la mayoría de los cuales se orienta a buscar el desarrollo del país con bienestar para la mayoría de sus habitantes.
Solo en unas semanas las pensiones subieron 25%, se duplicó el periodo de vacaciones al que tienen derecho los trabajadores, el salario mínimo creció en 20%, la economía aumentó 4.7%, disminuyó en 70% el servicio de la deuda externa y le recortó casi 4 mil millones de pesos al INE.
Atrapados en un torbellino que los tiene completamente mareados sin entender lo que sucede, los opositores inundan las redes con su estridencia acostumbrada, buscando influir en los habitantes que reciben directamente los beneficios del cambio, sin entender que sus medios no alcanzan a cubrir ni una pequeña proporción de esas audiencias.
Sin darse cuenta de la mayoría de los cambios que van sucediendo, su necesidad de poder anunciar algún triunfo los impulsa a adoptar como propios los atracos derechistas que lograron en otros países latinoamericanos.
Así las aberraciones legaloides que aplicaron contra Cristina Fernandez en Argentina, o el golpe de estado por fin concretado en Perú contra Pedro Castillo, los alborota hasta la euforia, casi al grado de festejarlo en el Ángel de la Independencia.
Después de lo sucedido en Perú, los fachos mexicanos hicieron lo que saben hacer, entusiasmados por otro sueño húmedo imposible, lanzaron una tendencia en Twitter con las palabras “Sigues tú AMLO”. Ese mismo día un juez giró orden de captura contra otro panista ladrón, ex alcalde de Benito Juárez, así que en realidad “siguieron ellos”, terminando con sus fantasías esquizofrénicas y volviéndolos locos de nuevo.
Sacando las cabezas del lodo de corrupción en el que viven, los panistas se juntaron nuevamente ante una tribuna para defender a su ladrón prófugo de la justicia en turno, como se ha hecho costumbre, pero ahora las caras largas y los discursos serenos fueron sustituidos por muecas de rabia y gritos de desesperación, exigiéndole a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México que no los persiga, que no aplique la ley, porque ellos la habían configurado para aplicárselas a otros, pero a ellos nunca.
Mientras, cientos de familias defraudadas por estos delincuentes aplauden que por fin alguien los esté metiendo a la cárcel, ellos siguen con su propaganda de mensajes divorciados de la realidad, oscilando entre la hipocresía natural y el cinismo inevitable en el que los acorrala su historial de atracos escondidos debajo de la alfombra.
La impotencia provocada por sueños de opio, que los cambios profundos aplicados en la 4ª transformación hacen imposibles, los desquician y no pueden ocultar su desesperación, a pesar del depurado entrenamiento que recibieron durante décadas para hacerlo, haciendo evidente su absoluta derrota moral.
Como dijo el dramaturgo estadounidense Arthur Miller: “Hay hombres que no suben después de caer”.