La política zombie de la oposición
Parece que la derecha en México se ha quedado sin salidas dentro del mundo de los vivos. Aprovechando que entramos en fechas de Halloween y el Día de Muertos, están apelando a reanimar a perfiles políticos de extintos, aunque estos comuniquen poco menos que un zombi.
Los Zombis, según la Real Academia Española, son personas que se suponen están muertas y son reanimadas con brujería, con el fin de dominar su voluntad. En este sentido, la brujería que utiliza la oposición no se basa en pócimas o conjuros, sino en los hechizos que lanzan desde los medios de comunicación, con los cuales “reviven” a personajes del pasado que estaban muertos políticamente por haber traicionado al pueblo.
En este contexto político de transformación, en donde por vez primera al PRIAN le toca en conjunto ser oposición a nivel nacional, se han visto en la penosa necesidad de recurrir a personajes como Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo o Calderón, quienes a la distancia de los lustros buscan presentarse como voces autorizadas del más allá.
De Vicente Fox no podemos hablar mucho, ya que por más nigromancias que vierten sobre él para revivirlo políticamente, las limitantes que mostró siendo presidente son solo superadas por su estado actual de “atontamiento”. Esto último, el atontamiento, también entra en la definición de zombis de la Real Academia Española, por cierto.
Estos personajes, invitados a encuentros y conferencias internacionales, pronuncian sendos discursos en donde pintan un escenario apocalíptico en el país, en donde la muerte de la democracia y la supuesta existencia de un narcoestado, están acabando con la vida de millones de mexicanas y mexicanos.
Dejando de lado que dichas cumbres son llevadas a cabo en países que históricamente se han beneficiado de los gobiernos neoliberales en México, como España, o que son convocadas por voceros de la derecha internacionalmente probados como Vargas Llosa, es de llamar la atención que se estén reanimando a los muertos en estas fechas.
El primer discurso que han enarbolado sorpresivamente es el de la democracia, para después hablar de la necesidad de que México se desarrolle económicamente. Parece con ello que a estos zombis no solo se les secó el cuerpo, sino también la memoria.
Hay que recordar que Salinas de Gortari, Zedillo y Calderón llegaron a la presidencia sin vocación democrática. Nunca participaron o ganaron alguna elección popular en donde el pueblo les haya conferido, por medio del voto, la honorable tarea de gobernar o tomar decisiones que orienten los destinos de la nación. Ninguno de los tres, antes de llegar a la elección presidencial, sostuvo algún cargo por vía de la votación popular, ya sea de diputados, senadores, presidentes municipales o gobernadores. Ninguno.
Incluso podríamos escarbar un poco más en esos episodios oscuros de la historia mexicana para encontrar que Salinas de Gortari y Calderón nunca ganaron ninguna elección, pues tanto la contienda de 1988 como la del 2006 se las robaron con el aval primero de gobernación, y después del IFE.
Pero decíamos que se les había secado también la memoria, pues en materia de desarrollo económico el daño que le hicieron al país fue muy grande, tan grande como el cinismo que muestran al hablar de cosas que nunca lograron.
Tanto Salinas de Gortari como Ernesto Zedillo presumían en sus currículos el estar formados en universidades extranjeras. Lo que no decían es que desde las élites económicas nacionales e internacionales se les llevó de la mano a la presidencia para que aplicarán a rajatabla el dogma neoliberal en nuestra economía y sociedad, dejándola destruida.
Con ellos inicia el dominio de una tecnocracia que repetía hasta el cansancio axiomas como que “si aumenta el salario mínimo habrá devaluación”; “es importante que México tenga los salarios más bajos del mundo para atraer la inversión y ser competitivos”; “si les va cada vez mejor a los de arriba habrá más posibilidades de que les vaya bien a los de abajo”; “si había crisis económica ocasionada por la especulación, hay que salvar a los bancos con el dinero del pueblo”.
Y no son palabras vanas. Con las políticas neoliberales durante el periodo de Salinas no solo se privatizaron las empresas del pueblo, que había tomado más de 50 años construir, sino que el salario cayó un 60%, dejando para 1995 al 85% de la población en la pobreza.
Con Zedillo el gobierno no fue distinto. Masacres, violaciones a los derechos humanos en Acteal y Aguas Blancas, represión al EZLN, y el mayor fraude bancario en la historia de nuestro país. Del FOBAPROA, ha diciembre del 2021, México debía todavía 1 billón 40 mil 500 millones de pesos.
Con Vicente Fox entró en México el enfoque de la Nueva Gerencia Pública (NGP), la cual literalmente promueve que el Estado sea concebido como una empresa que brinda servicios públicos a la ciudadanía. En ella el gobierno es gerente, el pueblo es usuario y los derechos como la educación son vistos como un servicio al cual tienen acceso solo quienes “compitan” con éxito.
Calderón por su parte, en materia económica fue un desastre. Condonación de miles de millones de pesos a los grandes empresarios; aumentos de los impuestos y creación de nuevos; se duplicó la deuda externa; aumentó el desempleo en casi un millón de personas, y se dispararon los asesinatos en un 192%.
¿Son estos perfiles, muertos vivientes en el mundo de la política, quienes van a venir a hablar de democracia? ¿O son otros viejos/nuevos que nunca han sido votados como Claudio? ¿o quienes llegaron al cargo por morena para después pasarse a la oposición como Téllez?
No es de sorprender que la oposición ande paseándose por el panteón político para ver a quienes reviven, cuando de entre los “vivos” no hay uno que tenga brillo. Les hace mucha sombra el presidente. No les deja agarrar calor.