Europa habló en las urnas y fortaleció a la ultraderecha. No fueron los conservadores, no fue la derecha tradicional la que logró resultados históricos para su causa en los comicios legislativos de la Unión Europea: fueron los ultras, que para dicho bloque significan, sin partidismos ni ideologías, una regresión tremenda en su historia.
Europa habló en las urnas y fortaleció a la ultraderecha. No fueron los conservadores, no fue la derecha tradicional la que logró resultados históricos para su causa en los comicios legislativos de la Unión Europea: fueron los ultras, que para dicho bloque significan, sin partidismos ni ideologías, una regresión tremenda en su historia.
Si bien es cierto que la pluralidad política garantiza la representación de todos los sectores, hay bloques cuyas ideas pueden poner en peligro el desarrollo. Los partidos de extrema derecha lideraron los resultados de las elecciones parlamentarias en Francia, Italia y Austria; incluso, en Alemania, el AfD, partido contra el cual se quedó segundo, por encima del socialdemócrata SPD del canciller actual, Olaf Scholz.
En ese contexto, el presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, señaló: “Nunca olvidemos los daños causados en Europa por el nacionalismo y el odio”, durante una ceremonia con motivo de la masacre de 643 personas por la Alemania nazi en Oradour-sur-Glane, Francia, en 1944.
Y es que precisamente es un buen punto para reflexionar: alrededor de 70 años han pasado desde que sentaron las bases de la Unión Europea como bloque regional, un bloque que debió surgir debido a la desvastación que dejaron los extremismos políticos de la Segunda Guerra Mundial y, pese a ello, los discursos radicales, prácticamente fascistas, retoman un auge que podría, incluso, poner en peligro la estabilidad local.
Por ejemplo, en materia ambiental, algunos especialistas indican que existirá un estancamiento para las iniciativas en este rubro. “Todas las nuevas políticas serán más difíciles de aprobar. Pero es muy poco probable que haya retrocesos”, dijo Krzysztof Bolesta, secretario de Estado polaco para el Clima, según consignó la agencia Reuters.
Así, los grandes temas europeos dependerán ahora del sesgo ultraconservador, que si en materia ambiental será preocupante, peor es la situación cuando hablamos de migración, pues el racismo, el clasismo y los ultranacionalismos son la bandera de estos movimientos.
Incluso, si la ultraderecha se consolida aún más con el tiempo, el propio bloque podría disminuir, pues ya existen gobiernos en activo, como el de Italia, que no son partidarios del todo de tener que dar recursos a la Unión Europea y de sacrificar su soberanía para ciertas decisiones regionales.
Sólo como muestra de su empoderamiento, en dicha nación europea, el partido posfascista Hermanos de Italia, de la primera ministra y fan del exdictador Benito Mussolini, Giorgia Meloni, quedó a la cabeza con entre el 25 por ciento y el 31 por ciento de los votos.
La gran sorpresa fue Francia, cuyo presidente, Emmanuel Macron, decidió adelantar las elecciones legislativas tres años, para que se celebren el próximo 30 de junio próximo. Al mandatario no le importó que el 26 de julio comienzan las Olimpiadas de París, ni tampoco el foco mediático que en estos momentos tiene la ultraderecha en su país, Macron asegura haber tomado la decisión correcta.
Puede ser que Macron quiera evitar el crecimiento de Jordan Bardella, líder de Agrupación Nacional, discípulo favorito de de Marine Le Pen y una estrella del TikTok de apenas 28 años; tal vez el presidente francés cree que si le da menos tiempo para consolidarse, pueda influir en las elecciones anticipadas para disminuir su causa de ultraderecha, pero se arriesga a que los resultados le dejen un congreso ultraconservador con el cual no tendrá margen de maniobra.
Bardella, a quien la propia Le Pen llama “cachorro de león”, es refinado, bien vestido, pero guarda similitudes como fenómeno político con personajes como Donald Trump o Javier Milei: sujetos que capitalizan la inconformidad de un sector joven y/o desinformado que busca con desesperación algún líder no tradicional al cual pueda seguir, sin siquiera escuchar bien su discurso o propuestas.
