La violencia de la derecha
Por Erika González
La historia demuestra que la derecha funciona dentro de un marco naturalmente violento, que pretenden disfrazar detrás de un velo de hipocresía, que han logrado colar con mucho éxito en un gran número de personas con mentes que no se caracterizan por ser analíticas, sino más bien superficiales y planas, con el cuento de proteger la propiedad privada.
Así, mientras la gente común defiende esa pequeña propiedad adquirida mediante créditos otorgados por la oligarquía a tasas que los agobian por décadas, aquellos que los manipulan también los utilizan para justificar el saqueo y conservar lo que se roban en grandes cantidades.
Y todo esto sucede dentro de un marco de violencia que los oligarcas ejercen sobre cualquiera que no esté de acuerdo en mantenerse como esclavo satisfecho, o pretenda siquiera externar una propuesta que beneficie a la mayoría. Como hemos visto ya tantas veces, esa especie subnormal no entiende nada que no se refiera a sus propios intereses; no tienen escrúpulos ni valores humanos.
Su formación egocéntrica es fundamental en la configuración neuronal de cerebros disfuncionales, que no les permiten pensar más que en sí mismos, en sus necesidades, sus deseos o su caprichos, aparecen siempre enfundados en trajecitos de decencia pretenciosa y discriminación justificada.
Considerando entre otras cosas que en la actualidad hay 350 millones de seres humanos a punto de morirse de hambre, el presidente López Obrador anuncia una propuesta que México presentará ante la ONU para intentar detener la guerra en Ucrania, país donde se están destruyendo vidas todos los días, a fin de que las naciones se concentren en resolver los problemas relevantes de sus poblaciones, porque el conflicto exacerba la probabilidad de que ocurra este desastre humanitario.
Y ¿Quién es el primero que se opone? Justamente un asesor del presidente de Ucrania, descalificando la propuesta incluso antes de conocer su contenido; que por cierto es un comportamiento que nos suena familiar en México, con la oposición y principalmente con los integrantes del PAN ante la sola mención de alguna iniciativa de ley para cualquier tema.
A todos estos personajes no les interesa escuchar otras ideas, sus cerebros no pueden procesar nada que no sea el cumplimiento de sus caprichos por pervertidos que estos puedan resultar. Para ellos no existe ninguna opción, reaccionando con violencia verbal, exabruptos estridentes, berrinches escandalosos y si hay oportunidad, con violencia física, como quema de vehículos y tiendas de conveniencia, ataques a la población, o guerras para supuestamente destruir al crimen organizado con el que están asociados, así como para hacer una limpieza étnica contra todos los que de alguna manera no comulgan con sus perversiones.
Todo esto sumado a la incongruencia de un discurso donde ponderan la decencia y la corrección pregonadas por ejemplo, por una familia real que se comporta con toda pompa y circunstancia, mientras saquea y deja morir de hambre a millones de personas en todo el mundo por considerarlas irrelevantes debido a su raza o a su origen. La derecha es así, hipócrita, violenta, egoísta e insensible con todo aquello que no tenga que ver con sus intereses económicos o con sus deseos animales.
La propuesta de México para alcanzar la paz, si se logra aprobar, puede ser el único esfuerzo serio que se vaya a hacer para evitar que se sigan muriendo personas en Ucrania, hasta que ese país termine destruido y los habitantes de Europa tengan que regresar el reloj 75 años para enfrentar una economía devastada por la recesión, como respuesta a su actuación irracional.
Como dijo el político estadounidense Robert Green Ingersoll: “Discutir con un hombre que ha renunciado al uso de la razón, es como darle medicina a un muerto”.