Las jugadas de Argentina, Brasil y México ante la crisis política y económica de EEUU
En foros como la Organización de las Naciones Unidas, las principales economías de la región latinoamericana —Brasil, México y Argentina, en orden descendente— han manifestado rechazo a la decisión de Occidente de imponer sanciones a Rusia.
Si bien los tres gobiernos han cuestionado la operación militar especial iniciada por el presidente Vladímir Putin en febrero de 2022, también han criticado el entorpecimiento de rutas de diálogo para atender el conflicto y se han opuesto a las restricciones a Rusia.
Sputnik conversó con los doctores en historia y estudios latinoamericanos, respectivamente, Javier Gámez y Claudia Serrano, ambos egresados de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para discernir qué estrategia comprometen estos países en sus declaratorias ante el conflicto entre Moscú y Kiev.
Un multilateralismo que trabaje por la paz
Tanto México como Argentina y Brasil, en términos generales, se han distinguido por el desarrollo de posiciones diplomáticas con la perspectiva de conformar un multilateralismo planetario que trabaje por la paz, estima la doctora Serrano.
«Que tengan esta voz o este reflector en escenarios como las Naciones Unidas también permite de alguna manera reflejar que no están de acuerdo con este tipo de conflictos y mucho menos de fortalecer o postergar el conflicto, cada uno de estos países, a su manera, han tratado de establecer la importancia de generar instrumentos que sean mucho más efectivos y eficientes para proponer mecanismos de paz», evalúa.
¿Qué puede ofrecer EEUU a Latinoamérica?
Gámez consideta que tanto Brasilia como Buenos Aires y la Ciudad de México están evaluando qué puede ofrecer Estados Unidos a sus intereses cuando el propio EEUU enfrenta una crisis política y económica, que se refleja en altos índices de inflación, entre otras cosas, mientras el siglo XXI en el discurso geopolítico contemporáneo es conocido como el siglo asiático, por la preponderancia que tendrá estos años la posición de China, en alianza estratégica con Rusia, una realidad a la que responden los tres países latinoamericanos.
«Ya se le empieza a conocer a la postura de los tres como la neutral en América Latina porque, si bien sí han condenado la invasión y los hechos de guerra, condenan la respuesta occidental, entonces se quedan neutrales y eso tiene que ver con que tienen sus propios intereses, pero en particular es el reconocimiento de que el polo hegemónico está cambiando hacia lo que se llama el siglo asiático», declara el historiador.
Posicionamientos estratégicos de negociación
La posición disidente de Brasil, México y Argentina ante las sanciones occidentales contra Rusia les da mayor capacidad de negociación frente a Estados Unidos, estima el doctor en historia. Este nuevo posicionamiento el experto evaluó como uno de los objetivos inmediatos de estos tres países ante una nueva realidad internacional.
Históricamente, recuerda, Brasil siempre le ha disputado la hegemonía continental a Estados Unidos y ahora el gigante sudamericano se encuentra en una posición de alianzas económicas con Rusia.
«Y estar aliado con Rusia en términos de algunos productos que son necesarios para la economía brasileña, o por ejemplo sus acuerdos en política petrolera, inversión tecnológica de Rusia hacia Brasil, pues eso es lo que lo sostiene y su alianza con los BRICS (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica)», apunta.
En el caso de Argentina, el país sudamericano enfrenta una dificultad muy grande por la alta inflación y su constante depreciación de la moneda, con una confrontación mantenida entre la Casa Rosada, sede del poder ejecutivo argentino, y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Sólo en agosto de 2022, por ejemplo, Argentina padeció una inflación del 6,5%, que podría configurar un total del 95% en todo el 2022, según estimaciones del Banco Central.
Con su posición geoestratégica, Argentina busca presionar al Gobierno de Estados Unidos, que en los hechos rige los criterios del FMI, para aliviar la presión de su deuda externa, considera el egresado de la UNAM. «Entonces ellos sí utilizan como un espacio de negociación mantener su neutralidad frente al conflicto ruso-ucraniano», declara.
Acerca de México, la situación es similar, valora el experto, donde sin embargo el país latinoamericano reconoce la vinculación histórica, de casi dos siglos, de su economía con las de Estados Unidos y Canadá.
«Y también utilizan (en México) esta neutralidad en dos sentidos, en primer lugar, como una cuestión de posicionamiento político del Gobierno actual, recoger la diplomacia histórica mexicana, el no intervencionismo, la resolución de los conflictos a partir del escenario propio de las naciones, que no haya injerencia», dice Gámez.
En el segundo sentido, México configura una posición negociadora que le dé margen de acción frente al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), donde algunas empresas estadounidenses respaldadas por Washington acusaron a México de violar acuerdos comerciales mediante su negativa a sumarse a las sanciones contra Rusia, recuerda el universitario.
El peso de la alianza BRICS
Brasil forma parte preponderante de la alianza BRICS y Argentina ya ha alzado la mano para inscribirse a la misma.
«[Washington propone] ser parte, de manera anexa, sin autonomía, de la economía estadounidense, y eso no ofrece mucho», considera, mientras que la oferta asiática es muy distinta.
«Si hay un desarrollo en todo Asia es porque China lo generó, y eso es lo que propone al mundo, un intercambio económico y la ayuda que puede generar China para desarrollar economías emergentes, como la argentina, como la brasileira, igual la mexicana», valora.
Cualquier gobierno del mundo, apunta Gámez, sin importar si es de derecha, centro o izquierda, incurriría en un error si no aprovecha la oportunidad que ofrece el ascenso de Pekín y su Nueva Ruta de la Seda, en un primer momento extendida hacia Rusia y Medio Oriente, y que en su segunda etapa apunta a América Latina y la región Pacífico.
«El desarrollo que proponen los chinos es más real que las alianzas económicas, que son muy coloniales, muy imperialistas, de Estados Unidos, entonces Argentina no va a perder esa oportunidad, porque además lo tienen cogido por el cuello con esa súper deuda, que se ha convertido en un proceso de dominación de toda la economía argentina, gobierne quien gobierne», vincula.
Serrano, en tanto, considera que la alianza de los BRICS actúa como un punto de flexión muy importante en el consenso internacional, una alianza de economías con poblaciones muy amplias y con un ingreso per cápita alto que va llamando la atención del G7.
Por ejemplo, el Producto Interno Bruto (PIB) de Brasil en 2021 alcanzó los 1,61 billones de dólares; México los 1,21 billones de dólares y Argentina los 491.490 millones de dólares, según cifras del Banco Mundial. Es decir que sus PIB sumados ascienden a más de 3,31 billones de dólares.
Además, la suma de las poblaciones de los tres países latinoamericano arroja una comunidad de más de 388 millones de personas, frente a los más de 331 millones de personas que habitan Estados Unidos y los más de 1.400 millones de chinos que pueblan el país asiático.
«Para decirles que no solamente ellos son quienes pueden tomar las decisiones más importantes de la arquitectura financiera, económica, política, de salud, etcétera, en el mundo», valora.
El hecho de que los países del BRICS multipliquen el peso de su voz en la conversación internacional, agrega la latinoamericanista, obliga a que organismos como las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad sean revisados y tengan que abrir sus puertas a diálogos más incluyentes.
«Y no bajo este hermetismo que ha caracterizado a las economías más fuertes, el hecho de que los BRICS estén tomando un rol más importante también puede coadyuvar a que se generen procesos de negociación en los que ellos puedan dar mayor sensibilidad sobre otras problemáticas que se están viviendo en el mundo y que no solamente han sido excluidas, sino que ahora hay que sumar, porque no solamente son ellos sino también las economías de renta baja», dice Serrano.
El castigo de Washington contra el disenso político
La presión contra posiciones desfavorables a la narrativa estadounidense frente al conflicto es muy alta, considera la latinoamericanista Serrano.
«Washington trata de generar la mayor presión posible no solamente para que estos países latinoamericanos se sumen a las sanciones económicas que ha puesto Occidente en represalia por las acciones rusas en Ucrania, sino que también ha generado una matriz comunicacional que va a cuestionar y a desprestigiar a aquellos gobiernos que tiendan a desalinearse de su política gubernamental», identifica.
«En el momento en el que alguno de estos mandatarios o los gobiernos de estos países tienden a tener un papel divergente con el que establece Washington, se empieza una campaña en la que se desprestigia o se tiende a demeritar el posicionamiento político. Desafortunadamente, se tiende a creer que tienen algún otro interés», critica.
Como ejemplo, cita la propuesta del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de establecer una mesa multilateral de paz entre Kiev y Moscú, flanqueada por los líderes de Naciones Unidas, António Guterres, la India, Narendra Mori, y el Vaticano, el papa Francisco, que de inmediato comenzó a desestimarse bajo la acusación de que estaba directamente incentivada desde el Kremlin.