Por supuesto que es indebido que el presidente Andrés Manuel López Obrador divulgue los supuestos ingresos de un particular, que en el caso de Carlos Loret de Mola y otros debe sancionarse si lava dinero y/o evade impuestos, pero reducir el tema a un periodista inerme agredido es otro grotesco montaje: Busca ocultar el entramado económico, político y mediático que disputa el poder literalmente al costo que sea.
Tampoco es un conflicto anodino ni espontáneo: Con la diferencia de que ahora el jefe de Estado es López Obrador, el choque actual con las élites es otro episodio de un ciclo que inició en Tabasco, en 1988-1994, y que escaló con el Fobaproa, en 1998, el gobierno de la Ciudad de México, en 2000, y las tres candidaturas presidenciales, con casi los mismos protagonistas.
Y una vez más, en medio de esta tremenda lucha por la nación, de sus recursos y de su futuro, está el periodismo: Ahora con el reportaje del portal Latinus y la asociación civil Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad que no acredita que el hijo mayor del presidente de México, José Ramón López Beltrán, incurrió en conflicto de interés en contratos de Pemex a la empresa Baker Hughes.
Si López Beltrán cometió ese delito, u otros, el reportaje no lo prueba y todo periodista profesional sabe que ese género se sustenta en información documental y testimonial, no en inferencias, creencias, especulaciones y deseos, que en todo caso suelen usarse en los géneros periodísticos de opinión y sobre todo en la política.
Es otro montaje: Con base en el reportaje mal hecho de las dos plataformas –ni siquiera es de Loret–, reproducido por todos los medios de comunicación y periodistas afines, así como partidos, políticos e “intelectuales”, se ha generado la percepción que quiere imponerse como verdad de que López Obrador es un impostor, porque él y su familia son tan corruptos como Enrique Peña Nieto.
El mensaje en Twitter del magnate Claudio X. González, fundador de MCCI y patrón de la oposición, emitido este domingo 13, establece claramente el objetivo político. Escribe una sola palabra, “Así”, y enseguida presenta las fotografías de dos inmuebles, acompañadas de sus respectivas frases: La “Casa blanca patrocinada por Grupo Higa” y la “Casa Morena patrocinada por Baker Hughes”.
Claudio X. González, el millonario heredero de una fortuna que se construyó al amparo del poder, es claramente el autor intelectual de la narrativa sobre la corrupción del lopezobradorismo con su asociación civil MCCI, que no es un medio informativo, porque su agenda no es el interés público, sino la defensa de privilegios económicos y políticos.
Es lo mismo que Latinus, otro grupo de presión como MCCI, que es propiedad del clan de Roberto Madrazo, exgobernador de Tabasco, expresidente nacional del PRI y candidato presidencial que está en plena concordancia política con González Guajardo con la coalición Va por México.
Y claro que Madrazo y González Guajardo están en todo su derecho en armar e impulsar un proyecto para vencer a López Obrador, tanto que con pruebas hemos acreditado que el magnate armó en su propia mansión la coalición PRI-PAN-PRD y que hasta redacta el plan de gobierno de ésta, ante su eventual candidatura a la Presidencia de México.
Pero los mexicanos también tienen derecho a saber que detrás de la estrategia para manipular información y fabricar mentiras, como la del reportaje de Latinus y MCCI, están estos personajes que forman parte del mismo proyecto político que instauró Carlos Salinas desde 1988 y que busca recuperar la hegemonía que López Obrador les arrebató.
La velada del viernes por Space organizada por la cuenta de Twitter “Sociedad civil”, que tanto enloqueció a sus participantes y corifeos, fue justamente el escaparate de los mismos políticos, periodistas e “intelectuales” que disfrutaron del poder y ahora engrosan la oposición, incluyendo obviamente a salinistas.
Otra vez se escuchó la letanía de que vivimos en una dictadura, muy curiosa por cierto porque los ciudadanos se reúnen y se asocian para combatir al grupo gobernante y hasta insultan al Presidente de México sin que nadie sea reprimido, como sí ocurrió cuando uno de los participantes, Felipe Calderón, estaba en el poder.
Y sí: Se entiende que se asuman como #TodosSomosLoret, porque son los mismos adoradores de Genaro García Luna, de Calderón, de los montajes, de las mentiras, de los fraudes.
Del otro lado, la tardía respuesta de López Beltrán y de su esposa, Carolyn Adams, 17 días después de difundido el bodrio, tampoco abona en su propio beneficio y del “proyecto”, porque tuvo que ser otra vez el Presidente de México el que le enmienda la plana a su hijo sobre su trabajo en Houston: Resulta que cobra en la empresa de los hijos del amigo del papá. Carajo.
POR ÁLVARO DELGADO
DIRECTOR DE INVESTIGACIÓN EN EL DIARIO DIGITAL «SIN EMBARGO»
PERIODISTA.ALVARO.DELGADO@GMAIL.COM
@ALVARO_DELGADO