Obradorismo y keynesianismo
Miguel Ángel Ferrer
En un muy reciente informe público del Banco Mundial se afirma que en los últimos seis años han salido de la pobreza más de 5 millones de mexicanos. Esta afirmación es coincidente con la cifras de las instituciones nacionales en la materia.
Estos hechos hablan del éxito de las políticas económicas aplicadas por el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador. Un éxito innegable porque el abatimiento de los guarismos de pobreza era el propósito esencial de tales políticas.
Y el dictamen del Banco Mundial resulta mu significativo, porque se trata de una las instituciones financieras de ideología y práctica de carácter acusadamente neoliberal, y uno de los organismos responsables del diseño de las recetas económicas que produjeron el pronunciado y largo empobrecimiento de la inmensa mayoría de los mexicanos en los últimos 40 años.
Fueron varios los caminos seguidos por el gobierno mexicano para lograr esa reducción histórica de la pobreza. Uno de ellos que resultó esencial fue el combate y abatimiento de la corrupción institucional, que consistía en el traslado de a propiedad de loa grandes medios de producción del sector público al sector privado: las tristemente célebres privatizaciones.
Un segundo elemento fue impedir las condonaciones de impuestos a los gigantes empresariales. Estos dos últimos factores permitieron al Estado disponer de muy cuantiosos recursos destinados al financiamiento de los programas sociales de redistribución del ingreso social.
Pero con esos billonarios recursos no sólo se financiaron los programas sociales de bienestar. También se cubrieron los costos de la vastísima obra pública del sexenio obradorista.
Se trató de la vuelta a la política económica keynesiana, vigente en todo el planeta desde la gran crisis mundial de 1929-1945, hasta el triunfo también planetario de las doctrinas neoliberales de Ronald Reagan y Margaret Thatcher en los años ochenta del siglo pasado.
Por eso puede decirse que el gobierno de la Cuarta Transformación puede ser calificado como el retorno triunfal de la revolución económica del economista inglés John Maynard Keynes.
No obstante las similitudes económicas entre obradorismo y keynesianismo, existe una diferencia esencial entre ambas doctrinas. El obradorismo logró sus propósitos redistributivos y de progreso económico sin inflación. Menuda diferencia: redistribución del ingreso nacional con crecimiento económico y con estabilidad de precios.