Oposición odia a los migrantes
Por José García Sánchez
La oposición le apuesta a la confusión, al desastre, al extravío, para echar abajo todo esfuerzo que realice el gobierno mexicano para rescatar en buenas condiciones a los paisanos que regresan al país. A estos personajes no les importa quién salga herido cuando se trata de golpear al gobierno ante la falta de argumentos propios para competir por el poder en igualdad de circunstancias.
Difunden requisitos erróneos para que los indocumentados mexicanos desistan de utilizar los medios que el gobierno de la 4T ofrece. Ya no se trata de narrar una realidad paralela, sino de destruir las alternativas que el gobierno ofrece a los inmigrantes que regresan a México. Ahora se trata de hacerles daño para desgastar al gobierno, lo cual debería ser castigado severamente.
En nombre de una lógica que acuerdan previamente, difunden por diferentes medios una versión tergiversada de lo que puede servir de tabla de salvación para muchos latinos y, sobre todo, mexicanos en Estados Unidos. Pero personajes como Mariana Gómez del Campo, un tal Jesús y Mario DiConstanzo descalifican una aplicación que da esperanza a los mexicanos que regresen a nuestro país.
Su método, saturado de mentiras e interpretaciones falsas, consiste en dejar de lado dicho esfuerzo del gobierno y en que los inmigrantes sean abandonados a su suerte. La derecha adopta un radicalismo que lacera la libertad de la población y sabotea el desarrollo del gobierno. Ambos motivos son auténticos delitos que deben colocar a esta escoria en la cárcel.
Son títeres de intereses que ellos ni siquiera imaginan, pero dicen tener la razón, aunque sea para destruir, lo cual es, de acuerdo con su discurso violento, una costumbre de la derecha.
Utilizar los medios como sustituto de las urnas es una estrategia que emprendieron desde 2018, pero definitivamente no les ha funcionado. Al contrario, al mostrar un nado sincronizado que dice lo mismo en diferentes canales, los agentes de información perversa hacen evidente de dónde proviene la línea propagandística que disfrazan de información. Personajes como Dóriga, Ciro, Alazraki, Pepe Cárdenas, Loret, Brozo, Pascal, entre otros, se desenmascaran ellos mismos; sin embargo, quienes vienen de Estados Unidos, a quienes dichos personajes y medios les han servido para conocer las circunstancias del país, desconocen su labor manipuladora aunque la intuyen, pero siguen teniéndolos como ruta de noticias.
La guerra mediática de la derecha tiene como objetivo un golpe de Estado blando y hace su trabajo para descarrilar la 4T. Nadie puede detenerlo, y si se intenta hacerlo, acusarían en foros internacionales desaparición de la libertad de expresión.
Esos personajes son utilizados a cambio de dinero para servir de carne de cañón que seguirá inventando la realidad de México, ya sea planeando el golpe a corto o mediano plazo. En esa perspectiva, los medios de la derecha surgen como hongos; representan, además de todo, un buen negocio y sin riesgos. Siempre habrá gente con dinero que le apuesta al regreso al pasado.
Confundir con la información a la población es el primer paso para dominarla y crear un ambiente de incertidumbre, donde cualquier cambio se convierte en una esperanza para los poco informados. Desconocen, porque carecen de elementos para saber la realidad del país, que los cambios que provienen de la derecha sólo benefician a sus similares, como sucedió por más de 100 años en México.
El deseo de exterminar a los pobres, que son para la derecha los enemigos de sus intereses, se muestra con la tergiversación de los programas que dan la bienvenida a los deportados. Los vocingleros del conservadurismo radical los descalifican al 100 %, tratando de que no sean usados y de que, si los utilizan, tengan en cuenta que no son seguros, por lo que la incertidumbre y el miedo seguirán acompañándolos incluso en su propia tierra a causa de la manipulación de unos personajes que han perdido el alma de tanto odio y la vergüenza por la ansiedad de rescatar sus privilegios.