¿Pacto social contra la violencia?
El obispo católico de la diócesis de Zacatecas Sigifredo Noriega propone un pacto social que incluya a los capos del crimen organizado. Su postura es esencialmente coincidente con los sacerdotes cuyas feligresías son en alguna proporción base social cautiva del narcotráfico y por lo tanto, son testigos de la complejidad del fenómeno. En mi opinión, posturas como la referida evidencia disposición de un sector de la iglesia a ser parte de la solución.
No habla, pienso yo, desde el elitismo conservador socialmente insensible que distingue a otro sector del alto clero.
¿Las bandas criminales tienen iniciativa social? La pregunta parecerá absurda a quienes las conciben integradas por “malos” por vocación, sádicos asociados para experimentar placer matando, despedazando y valiéndose del miedo para someter, así induce a pensar la narrativa dominante, sin embargo, abundan casos como el de la familia michoacana prohibiendo en territorios bajo su control consumir cristal o fentanilo, otras que limpian de abigeos donde se asientan. En la sierra de San Ignacio en Sinaloa, con ganancias del narcotráfico introducen electricidad y agua potable en pueblos olvidados. Ossiel Cárdenas, actualmente preso en Estados Unidos, celebraba el día del niño patrocinando eventos en el estadio deportivo y obsequiando juguetes
En comunidades y colonias de Zacatecas en el pasado reciente se han repartido productos alimenticios, ropa y zapatos, entre otras mercancías sustraídos de trailers que pasan por la entidad, comunidades rurales recibían maíz que en la estación de Cañitas arrebataban de trenes, como en otros rumbos del país.
Es legendaria la religiosidad de temibles capos como el fundador de los Zetas, Heriberto Lazcano y el clan de los Arellano Félix, religiosidad de la que tuvimos constancia cuando Carlos Cabrero, ahora Arzobispo de San Luis Potosí, mismo que en su carácter de obispo de Zacatecas fue interceptado por un grupo armado cuando se trasladaba a Montescobedo, Zacatecas y dejado en paz debido a que por su alzacuellos se percataron de su investidura, algo semejante le ocurrió al obispo Sigifredo por la parte jalisciense del mismo rumbo.
Nada de lo que es humano les es ajeno, sufren, gozan, temen, desean, aman y odian, para descifrarlos existen ciencias como la criminología, la sociología del delito, la psicología.
GASOLINA AL FUEGO
Durante muchos años, el gobierno no se ocupó de que el monopolio de la legitima violencia que la constitución le confiere se ejerciera dentro de los límites plasmados en el orden jurídico, presidentes de la república, gobernadores, procuradores y jueces nada hicieron para prevenir y castigar torturas, ejecuciones extrajudiciales, secuestros y desapariciones cometidos por policías, soldados y marinos. Los Zacatecanos nunca vimos a nuestros gobernantes salir en defensa de las víctimas de policías federales a las víctimas de Estancia de ánimas, Villa Gonzales Ortega ni a las víctimas de la marina en San José de Lourdes, Fresnillo, ni de las personas asesinadas por soldados en Villa de Coss y Calera ni a diputados abordar estos temas en tribuna o líderes partidistas condenar estos crímenes cometidos por los encargados de combatir a criminales, no es casual la brutal revelación de la tortura planificada por el gobierno de Aguascalientes entre el 2010 y 2014 que recién hace el Alto comisionado de derechos humanos de la ONU (abyectamente silenciada por la gran prensa).
La tortura practicada por las autoridades infunde odio a quienes la experimentan en carne propia o de seres queridos.
Al practicar la brutal violación de derechos humanos como política fallidamente disuasiva, el gobierno mexicano envileció aún más la moral de los delincuentes y los convirtió en bestiales operadores capaces de crueldades inenarrables dispuestos a perder la vida antes de ser sometidos a la crueldad bestial de “la autoridad”.
La guerra que inicia Calderón se convirtió en carnicería de pobres contra pobres y en grandes ganancias de miembros de las élites de ambos lados.
Políticos en altos cargos y altos jefes de los agentes del orden se hincharon de dinero, algunas actividades económicas encuentran estimulantes fuentes de créditos blandos, el lavado de dinero “salpica” a gente insospechada de vocación delictiva.
SIN DECENCIA AUTOCRÍTICA
El gobierno de López Obrador es el primero que asume que no es cometiendo delitos como se combate a los delincuentes, falso que Guardia, nacional, soldados y marinos no detengan en flagrancia o no respondan los disparos, falso que solo con programas sociales se busque impedir el reclutamiento por hambre al que recurren los grupos criminales, lo que se busca es desincentivar el odio sembrado a base de torturas, asesinatos de gente desarmada, desapariciones forzadas cometidas por agentes de autoridad.
Hoy, los mismos que ocasionaron la catástrofe gritan como si no hubiesen fracasado, como si el “mátalos en caliente” les hubiera funcionado, como si García Luna no existiera.
Nos encontramos el lunes en Recreo
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